La educación de los niños no comienza en la escuela, sino en casa. Las
formas, la conducta, el comportamiento social, y muchas otras
características importantes nacen en el seno de cada familia. De ahí la
importancia de la familia en la educación de los niños.
Generalmente se relaciona a la educación de los niños
con los primeros años del jardín de infancia y el comienzo de la
escuela. Sin embargo, desde que nacen los niños van incorporando
conocimientos, influenciados por los padres
y familiares cercanos. Los valores, las formas y la conducta de un niño
comienzan a forjarse desde que son muy pequeños, y es por esto que la familia cumple un papel muy importante en el desenvolvimiento de los mismos.
Podríamos decir que la importancia de la familia se prevalece desde 3 aspectos diferentes. El biológico, psicológico y social.
Biológicamente el niño nace inseguro, necesitado e incompleto, razón por la que el papel de la familia se torna indispensable.
Psicológicamente un cerebro menos evolucionado necesita más tiempo para educarse y desarrollarse hasta llegar a la edad adulta. No puede vivir sin la ayuda del adulto, sin la formación. El niño alcanzará su autonomía luego de un largo proceso: lactancia, niñez, adolescencia. Pero no solo esto, también necesita desarrollar su inteligencia, voluntad, armonía, autonomía, y, sobre todo, autoestima. La autoestima es el motor del hombre, y se logra únicamente en claustro protector de la familia.
Sociológicamente el influjo de los padres es imprescindible. El niño aprende a saber quién es a partir de su relación con sus padres y personas que le quieren. Protección, seguridad, aceptación, estima y afecto son los cinco aspectos que debe aportar la familia a todo niño.

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